viernes, 10 de septiembre de 2010

TRANSFORMACIÓN DE LA ESCUELA

La tesis en sentido de que la escuela es un instrumento que utiliza la clase dominante para el logro de algunos de sus objetivos, lleva implícita la idea de que corresponde a determinada estructura económica y que, por mucha importancia que adquiriese en determinado momento del desarrollo social, no tiene posibilidades de transformar a ésta o de crearla.

El planteamiento de que la escuela puede por sí misma transformar la estructura de la sociedad (en el caso presente lograr su industrialización) fue hecho en todas las épocas e inclusive en los primeros años de la república. Estos teóricos de la nueva escuela, casi siempre un calco de la escuela europea, correspondían a la minoría que sustentaba el liberalismo, un producto típicamente foráneo y que al ser aclimatado en el altiplano, sufrió profundas deformaciones.

En 1857 Narciso Campero, recién llegado de Europa, presentó públicamente su llamado Proyecto de revolución, que, en verdad, se trataba de un plan de profunda reforma de la orientación que seguía el país. Para Campero el meollo de los más agudos problemas no radicaba en la construcción de caminos o la navegación de los ríos, como pensaba León Favre, por ejemplo, sino en la radical transformación de la enseñanza, capaz de impulsar la industrialización y de curar los males nacionales: "para... operar la reforma, evolución que reclamaba imperiosamente la situación de Bolivia, era indispensable dar otro rumbo a la educación".

Campero se limitó a copiar el funcionamiento de la enseñanza europea y repitió muchas de las idear enunciadas por el Ministro de Instrucción Pública de Francia en 1854.

El que más tarde sería presidente de Bolivia aparece como el pionero de la educación física, que hasta ese momento era casi inexistente. Los avances de la instrucción registrados en el plano literario no impresionaron mayormente a Campero, pues esperaba que la escuela preparase a obreros especializados y a técnicos, capaces de impulsar la, industrialización: "En efecto, hemos oído y leído en Bolivia brillantes producciones de literatura y de poesía: pero ninguna que tenga relación con la química, la física, la mecánica y demás artes y ciencias de primera necesidad". No se trataba de enseñar las ciencias, sino de lograr su aplicación: "¡Qué importa, pues, que el plan de estudios prescriba la enseñanza de la física y de la química, y que en los colegios se llene de curiosidades la cabeza de los jóvenes, si al mismo tiempo no se les pone en aptitud de vencer por si mismos los inconvenientes que presenta la práctica bien entendida!". Puede decirse que aun las ciencias exactas han entrado en nuestro sistema de educación como una cosa de mero ornato, sin que se haya procurado sacar de ellas ningún provecho positivo.

Como en todas partes, en la rezagada Bolivia ingenios excepcionales ofrecían como curiosidad sus invenciones mecánicas, pese a tener sólo conocimientos rudimentarios y disponer de medios materiales primitivos. Lo que importa es que esos inventos no los utilizaba la sociedad y quedaban simplemente como curiosidades. Eran simplemente productos del ingenio individual, exóticos con referencia al desarrollo económico de la sociedad, y no la respuesta a una necesidad histórica. Bolivia no había madurado para realizar una revolución industrial, que no se lo permitía su estructura económica. Campero cae en la utopía cuando plantea que la escuela puede por si misma, si utiliza los métodos pedagógicos más avanzados, impulsar la industrialización del país. A los gobernantes y a los hombres de la calle les dice que la empleomanía es consecuencia de una deficiente educación y no del atraso económico.

En el siguiente párrafo se sintetiza el pensamiento de Campero: "Se quejan nuestros gobiernos de la falta de industria en Bolivia; pero ¿cómo puede haber industria cuando la instrucción entre nosotros no conduce, en resumidas cuentas, a otro fin que al conocimiento de la jurisprudencia y al cultivo de las bellas artes? Y en efecto, ¿dónde están los ingenieros, los mecánicos, los hidráulicos, los geómetras, en una palabra, los científico-industriosos salidos de nuestros establecimientos de instrucción?".

La educación debía comprender desde la religiosa, hasta la militar, pasando por la formación de científicos e "industriosos". Con tal finalidad Campero elaboró un plan detallado de instrucción que comprendía un "seminario para profesores de instrucción primaria" y cuatro establecimientos más, que debían culminar en la "escuela politécnica donde se enseñarían matemáticas puras y aplicadas, cosmografía, física y química, mecánica, historia universal y especial, historia natural, dibujo geométrico y perspectiva, topografía y geodesia, levantamiento de planos y modo de lavarlos, estadística y principios generales de economía política y de economía industrial, principios generales de legislación y de administración, todo vinculado a la industria y al servicio de ella.

Un "colegio normal de educandas" estaría destinado a la instrucción de las mujeres y a la formación de profesoras.

La Gran Escuela Central sería algo así como el núcleo vital y director del plan de instrucción, cuya financiación fue concebida como una empresa nacional, sustentada por toda la ciudadanía y particularmente por los empresarios. Estos últimos deberían estar interesados en el país, no sólo porque buscaba formar "brazos auxiliares" indispensables para el funcionamiento de la producción, es decir, obreros y técnicos calificados, sino porque la escuela reformada podría asegurar la paz social.
Simón Rodríguez, cuyas ideas eran por demás originales pese a haber sufrido la influencia indirecta de los utopistas, fue el primero en Bolivia en postular la formación de una democracia perfeccionada a través de la escuela: "Si en lugar de perder el tiempo en discusiones..., se tratara de persuadir a la gente ignorante que debe instruirse, porque no puede vivir en República sin saber lo que es sociedad, y si para ser consecuente con ella se lo mandase instruir generalmente, llegaría el día (y no muy tarde) de poder hacerle entender con fruto que saber es condición necesaria para hacer..." Rodríguez veía claramente que un poderoso Estado sólo podía cimentarse en el desarrollo industrial y creía que de la escuela podía partir esta nueva realidad, por eso en los centros de enseñanza que fundó se obligaba el aprendizaje de la albañilería, carpintería y herrería "porque con tierra, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias y porque las operaciones de estas artes mecánicas secundarias, dependen del conocimiento, de las primeras" .Su pensamiento aparece más claro si no se olvida que estaba seguro que la escuela formaría al hombre nuevo, como sostiene en el Plan de Enseñanza que redactó para el colegio Ayacucho de La Paz: "Que para hacer Repúblicas Nuevas, era menester gentes nuevas. Que ya no se enseñarán teologías, derechos o latines, sin ciencias exactas y naturales y oficios varios. Que los varones deben aprender tres oficios, albañilería, carpintería y herrería... Que las hembras aprenderán oficios propios de su sexo para que no se prostituyan" .
Otra de las ideas centrales de Rodríguez era la de "colonizar el país con sus propios habitantes y para tener colonos decentes, instruirlos en la niñez".

Si nos referimos sólo de pasada a los planteamientos de Rodríguez es porque constituyeron una frustración desde el momento mismo en que fueron lanzados.

Los liberales en educación buscaban la formación de buenos obreros, técnicos, etc... La escuela debía ser puesta al servicio de la producción capitalista y para esto tenía que ser modernizada desde sus raíces.

De aquí arrancan los conceptos de la educación del pueblo, de ampliar el sistema de enseñanza (universalización) y de adecuarla a un sistema de producción tecnificada. La práctica sustituyendo a la memoria, la creación de escuelas agrícolas, de minería, de comercio, son la base de la reforma que se emprende.

El problema básico con que el liberalismo tropieza a la hora de poner en práctica las modificaciones educativas para un país "encaminado al capitalismo", es la inexistencia de profesores debidamente formados. Enseñaba todo aquel que no tuviese otro empleo mejor, no existía la profesionalización. La creación de institutos normales que pudiesen preparar a los maestros, la jerarquización de la carrera del magisterio, eran tareas prioritarias y para cumplirlas se precisaba la ayuda de la ciencia pedagógica. Las misiones de maestros enviados para capacitarse en el exterior y la contratación de educadores extranjeros fueron planteadas y resueltas con mucho ahínco.

En 1907 el Ministro de Educación contrata al profesor chileno Leónidas Banderas Lebrún, que se encarga de la Dirección de las escuelas primarias. En 1908 el propio Lebrún contrata a otros maestros chilenos normalistas. "En febrero de 1908 llegó la misión, presidida por el matemático Luis A. Silva Pacheco... siendo destinado con varios de ellos al Colegio Bolívar de Oruro" . Esta misión se concreta a dictar conferencias sobre pedagogía y fundar escuelas experimentales.

La misión presidida por Rouma fue la más importante, esto por los cambios que introdujo en la enseñanza.

La educación bajo Rouma se cimienta en la educación integral (educación e instrucción). Se orienta a sustituir el dogma por la investigación y los fundamentos científicos.

En el campo de la educación indigenal se fundan la Escuela Normal de Umala (1915) para aymaras y la de Colomi (1916) para quechuas.

José Misael Saracho es una de las figuras más relevantes en el plano educativo de la época liberal. Durante su ministerio se jerarquizó la carrera del magisterio e introdujo varias reformas en ese sentido: Ley de Jubilación; aumenta y centraliza el presupuesto; estimula el envío de misiones al exterior; impulsa la enseñanza de los indígenas por medio de las escuelas ambulantes; organiza las escuelas de Minería en Oruro y Potosí, etc.

Por primera vez se relaciona la buena enseñanza, el buen rendimiento del maestro, con el haber que percibe.

Sánchez Bustamante se destaca en el campo de la educación y de la política. Su labor educativa se orienta a continuar la obra de Saracho mejorándola, Sánchez Bustamante pensaba que al indígena hay que educarlo y castellanizarlo antes que instruirlo. A fines del Siglo XIX funda y dirige "La Revista de Bolivia", "que fue la tribuna del modernismo y del naturalismo bolivianos en esa época" `. Bustamante es, además, el representante más fiel de las ideas liberales, propugnó la autonomía universitaria y de la enseñanza.

EL PROBLEMA PEDAGÓGICO
"El problema pedagógico de Bolivia" de Guzmán, nace al calor de la polémica entablada con Tamayo.

Para Guzmán la escuela ideal en los pueblos incipientes, como Bolivia debe ser aquella que nos acerque al nivel de educación de los países adelantados, tomando como parámetro los países europeos. "Los pueblos incipientes no pueden formar su carácter apartado del ideal universal de cultura en todos los órdenes. Su tendencia es de asimilación más que de creación de una modalidad típica, sui generis, única; pues no es posible, que existan ideales antagónico de progreso dentro del concepto que han llegado a tener las colectividades modernas de la naturaleza y fines de la sociedad".

Tal el ideal universal en educación y todos los pueblos que quieran llegar a ser importantes en la historia, que quieran alcanzar un elevado progreso, deben seguir, copiar ese modelo. La educación en Bolivia, país incipiente, por lo tanto, debe consistir en "proporcionar la mayor facilidad para adaptarse a una forma de civilización perfectamente encuadrada en el espíritu de nuestro siglo" .

El plagio abarca a métodos, técnicas, contenido, etc.; en fin a todo lo descubierto en materia pedagógica en los países europeos. Por esto la música refinada, la gimnasia, etc., pueden ser adaptadas a Bolivia. "La gimnasia sueca, los batallones escolares, sus polígonos de tiro, los baños escolares.... la música escolar italiana.

Por momentos y bajo la presión de la crítica de Tamayo escribe: "...es cierto que un examen atento de la idiosincrasia nacional, puede llevarnos a construir modalidades educacionales perfectamente en armonía con la índole colectiva, por consultar sus características geográficas, étnicas, políticas" ; esto no es más que un pronunciamiento formal, la esencia de su pensamiento pedagógico radica en el transplante tal cual es del sistema pedagógico europeo.

¿Y cuál el contenido de este tipo de educación? ¿Qué es lo que debe enseñarse? El contenido que Guzmán da a este tipo de educación-plagio es el que corresponde a una sociedad capitalista, donde la industria ha alcanzado un desarrollo notable y la clase dominante, la burguesía, adopta una filosofía de vida que sirve a su sistema de opresión. Guzmán nos habla de educar la voluntad del individuo, de infundir en el hombre valores como la belleza, el bien, la verdad, todo de un modo general. Como estos no pueden existir en abstracto, sino referidos a clases sociales concretas, a una determinada sociedad.

Hay que convenir que el parámetro de Guzmán son las costumbres y la moral de la burguesía europea colocadas en un plano de superioridad con respecto a las costumbres y moral del boliviano y, sobre todo, a las del boliviano indígena.

Dice que los conocimientos serán el remedio para que los impulsos y defectos de la raza (alcoholismo, etc.) sean superados.

El bien que desea enseñar irá dirigido a servir a un sistema social de tipo capitalista: "lo que deseamos al pedir que se enseñe el bien, es formar generaciones que sepan practicar la honradez en la administración de los intereses particulares fiscales; que sepan proceder con lealtad, sinceridad y justicia en las relaciones privadas".

La educación así concebida contribuye a formar buenos obreros y el aparato burocrático que vele por los intereses de la burguesía; se trata del altruismo para servir a la clase dominante. La enseñanza del amor al trabajo es otro de los conceptos educativos básicos de Guzmán: "educar es sugerir ideales y que el ideal del trabajo engendra el amor a la acción y la riqueza... con apoyo de una fraseología demagógica se ha pretendida destruir todo lo que debemos venerar y amar como progreso y porvenir de la civilización", el trabajo como sustento de la sociedad capitalista, como sinónimo de la acumulación de capital, ciertamente.

Para Guzmán la educación es el proceso por medio del cual se adapta el hombre a la civilización, es decir el proceso por el cual se cambia el carácter de un pueblo y del educando y se lo moldea a la forma "que nos convenga y que convenga a las necesidades del progreso". En el caso de Bolivia donde el carácter nacional, según Guzmán, refleja una serie de defectos, la tarea debe consistir en corregir los defectos por medio de la educación, modelando a los bolivianos a un patrón de bondades que otros pueblos tienen por pertenecer a otra "raza superior".

La concepción educativa de Guzmán es idealista, cree que por medio de la escuela se puede transformar al individuo y a todo un país. Toma al individuo aislado y sostiene que una serie de conocimientos puede transformarlo sin tener en cuenta otros factores. Se apoya en teorías pedagógicas que defienden "que el hombre es lo que se hace -y añade- si tal verdad existe, según la nueva ciencia, tomemos el modelo inglés y formemos al ciudadano, educándole el carácter ante todo y sobre todo, y luego instruyámosle en ciencias, arte, industrias, comercio, hasta hacer de él un hombre que se baste a sí mismo, y sea útil a la colectividad desde un punto de vista positivo".

Guzmán toma la educación y la instrucción como partes integrantes de un único proceso. La instrucción es ya de por sí educativa, porque no sólo importa un bagaje de conocimientos sino que al enseñarlos se pone en marcha en el individuo todo su mecanismo de asimilación, pensamiento... La instrucción para Bolivia será, principalmente, la alfabetización de las mayorías nacionales. La educación para el indio será aquella consistente en una instrucción imitativa de ciertos gestos y actitudes que excluyan todo esfuerzo intelectual, para el que no le cree apto, incidiendo más en los trabajos del campo, en la agricultura "haciendo que los maestros rurales ejecuten en presencia de los indios cultivos modernos. A fuerza de contemplar su resultado, se verían impulsados a observar los mismo procedimientos de los maestros y no hacer explicaciones teóricas que ni les interesa ni las comprenden".

El objetivo de la educación para el indio será "crearle necesidades nuevas, comunicándole costumbres de una sociabilidad más intensa y extensa". Como medio civilizador propone la alfabetización con la consiguiente hispanización; por medio de la alfabetización el indio y el cholo pueden aprender a servirse de los adelantos de la civilización moderna.

En el transfondo de todas estas ideas de Guzmán se encuentran dos conceptos fundamentales. Los problemas sobre los que parece centrarse la polémica (si deben venir comisiones o traerse sabios) son secundarios. En el fondo de los planteamientos está la idea central, y que corresponde a los objetivos políticos del liberalismo, de desarrollar Bolivia como nación al igual que las europeas, es decir industrializar Bolivia y, por tanto educar para viabilizar tal finalidad. Guzmán representa, en el campo pedagógico, los intereses de la burguesía comercial liberal, que aspiraba a sentar en Bolivia el sistema de producción capitalista.

LA "RAZA" INDÍGENA
Otro de los puntos fundamentales del pensamiento de Luis Felipe Guzmán concierne a la raza. Cuando dice educar al hombre para transformarlo, al niño para civilizarlo, se refiere en realidad al indio.

No oculta su concepto de la existencia de razas superiores y razas inferiores, que pretende probar con una serie de estudios de pensadores racistas que por medio de trabajos unilaterales llegan a demostrar la inferioridad de la raza negra o india por el peso de su cerebro, etc.

Cuando habla del niño piensa en el indígena-bestia sin inteligencia y que hereda todos los defectos de su raza, sus impulsos; al cual hay que domesticar para que sea útil al blanco. Cuando se refiere al alcoholismo no busca las razones de él en la vida miserable que lleva el indígena sino en un defecto congénito de las razas inferiores.

La civilización del indio tiene un fin fundamental "civilizar al indio instruyéndole para que busque las informaciones que le saquen de su estado de salvajismo educándole para contrarrestar las impulsiones de su raza".

El indio es esclavo por su propia naturaleza. Solo puede salir de su esclavitud por medio del entrecruzamiento de razas y por medio de la instrucción. El racismo de Luis Felipe Guzmán no conduce a la exterminación del indio, sino a su entrecruzamiento, el cholo será un estadio superior en la evolución de las razas.

El mestizo puede ser un artesano e industrial "y suplir así la deficiencia de la población europea". El indio es necesario como mano de obra, su trabajo en la futura sociedad industrializada, a la que la corriente político-intelecutal del liberalismo aspiraba, era imprescindible. Olvida añadir que para lograr este objetivo era preciso proletarizar al indio enraizado en la tierra.

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